17 de mayo de 2010

El color de las cosas

Hoy, desde Almendras y Mejillones, un poco de leve filosofía...

El fraudulento sentido de la vista nos permite informarnos de cómo es el mundo. A veces, podemos contrastar la información que ésta nos proporciona con la que recibimos mediante otro sentido: Por ejemplo, podemos palpar una piedra para reconocer su forma. Desgraciadamente, otras veces no podemos verificar ésta información: Si la vista nos dice que una hoja es verde hemos de confiar en ella, ya que ni oliéndola ni escuchándola obtendremos información sobre su tonalidad.



(Ave del paraiso costarricense)

Pero yo lo que voy a afirmar no es la evidencia de que existe la posibilidad de que veamos el mundo diferente a cómo es, lo que voy a demostrar es que puede ser que cada uno de nosotros vea las cosas de un color diferente:
Imaginemos un niño recién nacido que va paseando con sus padres por la acera de una calle. De pronto, pasa un coche deportivo haciendo mucho ruido, y el niño lo señala y ríe. Su madre probablemente le dirá: Es un coche rojo muy rápido. Y hará repetir las palabras a su hijo. El pequeño, asociará el color que ha visto con la palabra rojo. El niño seguirá creciendo y asociando palabras con conceptos. Un día, estará con un amigo jugando a la consola y le rogará: Acércame el mando rojo. Dirá la palabra rojo, porque verá el mando de la consola del mismo color que vio el rápido coche al cual su madre le adjudicó la cualidad de ser rojo. Su amigo le entenderá con toda seguridad, y le pasará el mando adecuado.



(Jardín irlandés)

Esto demuestra que los dos amigos llaman al color del mando rojo, pero no demuestra que el color que ven en el mando sea el mismo: Imaginemos que uno de los dos amigos ve el mundo solo en las diferentes tonalidades de un color, por ejemplo, el rojo. Cuando el amigo percibió el coche deportivo rojo clarito, su madre le dijo: Es un coche rojo. Así, asoció el rojo clarito con la palabra rojo. Más tarde, fue al parque y vio una hoja que percibió rojo oscuro. Su madre le dijo: Es una hoja verde. Así, fue asociando las diferentes tonalidades de rojo con las palabras que su madre y otras personas le decían. Imaginemos hora que es el cumpleaños del otro amigo y que le pide de regalo a este una camiseta verde. El aludido irá a la tienda, y comprará una camiseta que el verá color rojo oscuro. Se la dará a su amigo, y este se pondrá muy contento porque ha conseguido la camiseta que el quería, la camiseta del color al cual el llama verde.
Por tanto, queda demostrado que existe la posibilidad de que cada humano vea el mundo de un color diferente: Puede ser que para unos el color rojo sea el verde, mientras que para otros sea el azul.

¡Hasta la próxima Almendras y Mejillones!

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