
Una alternativa al polígrafo ha sido desarrollada por unos investigadores de la Universidad de Utah. Básicamente, analizan los movimientos del ojo para saber si una persona está mintiendo.
Los investigadores han descubierto que cuesta más mentir que decir la verdad. Por ejemplo, una persona que miente tendrá las pupilas más dilatadas que una persona que dice la verdad y, además tardará más en leer y responder a las preguntas. De igual forma, su método tiene algunas ventajas sobre el polígrafo: por ejemplo, su precio será mucho menor, el tiempo necesario para saber si alguien miente se reduce a la quinta parte del empleado por el polígrafo y puede ser realizado por cualquier técnico, sin necesidad de ser un experto cualificado en polígrafos. No obstante, no han dicho cual es la tasa de errores de esta nueva máquina.

Visto lo visto, la realidad supera (o por lo menos iguala) a la ficción. ¿Tendremos dentro de unos añitos androides haciéndose pasar por humanos en “nuestras” calles?
¡Hasta la próxima Almendras y Mejillones!
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